viernes, 31 de enero de 2014

Las Amistades Peligrosas II


Sigo con el estudio Airgam sobre la especie humana, ya es que no puedo parar. En esta ocasión, toca al lado femenino que también tiene lo suyo, no penséis que sólo les iba a tocar a ellos, que nosotras somos muy nuestras y unas más que otras. Ahí van 2 perlitas de cuidado:

La amiga sabelotodo

Este ejemplar no es fácil de catalogar así a simple vista, al principio engaña, su carácter permanece agazapado hasta que poco a poco te vas dando cuenta de la faceta más poderosa de su comportamiento y es que todo, repito TO-DO lo sabe. Da igual el tema del que se hable, ella sabe más que nadie de absolutamente todos los temas del universo. Que cuentas que has leído en internet cómo quitar una mancha de fruta de una camisa blanca, ella sabe otro remedio mejor. Que sale el tema de las redes sociales, ella sabe más que tú y desde hace más tiempo. Que se habla de los agujeros negros, ella es experta en la materia. Ella lo que es básicamente es insoportable. Esto es extensivo a todos los miembros de su familia que son todos superlistísimos e inteligentísimos también. Además creerá estar siempre en posesión de la verdad absoluta, no intentéis llevarle la contraria, ella es inasequible al desaliento. Otro signo que les caracteriza es su afán de protagonismo, un protagonismo sin límites que les lleva a narrar con todo lujo de detalles hazañas que ella o alguien de su familia ha llevado a cabo, siempre con éxito claro. Esto es agotador, porque llega un momento que se te acaban los temas de conversación. Si tú comentas que has ido con unas amigas a dar un paseo por el campo, ella subió al Himalaya. Lo mejor para lidiar con este tipo de ejemplares es sacar tu veta más pasota y dejarla que se venga arriba y desarrolle su ansia viva de protagonismo, eso si la susodicha es buena persona y merece la pena mantener la amistad. Ahora, si no eres capaz de dominar las ganas irrefrenables que entrarán de darle una colleja cuando lleve una hora hablando de sí misma, a tomar por culo y a otra cosa mariposa. También si eres de naturaleza apocada y tiendes a infravalorarte, debes huir de este personaje como de la peste, no te hará ningún bien.

La amiga revientaplanes

O amiga porculera, también podríamos decir. Esta también tiene unos momentos de gloria que pa’qué contarte. Descubriremos a este espécimen por su intensa vida social, es decir, tiene 80 planes a la semana, quiere abarcar más de lo que puede y claro, luego pasa lo que pasa, es imposible hacer un plan con total seguridad de que vaya a acudir. No se sabe cómo acertar con ella. El aquí-te-pillo-aquí-te-mato no suele funcionar muy bien, pues siempre tiene algo que hacer. Si quieres contar con ella para algo, tampoco creas que hay que planearlo todo con mucho tiempo porque te puede soltar un: “Ufffffff, es que falta taaaaaanto tiempo, quién sabe el plan que me puede salir de aquí a entonces. Vosotras quedar y yo a última hora si no tengo plan me apunto” A mí esta frase ya me toca los cojones. Hay que encontrar la justa medida, no se le puede avisar de un día para otro ni tampoco con demasiado tiempo, tocapelotas donde las haya. Por fin consigues cerrar una fecha que le cuadre, haces el tetrix con la agenda familiar para que el Mister como buenpadre que es se quede con Lasniñas, llega la víspera y tú estás tan contenta pensando que tienes un plan y por fin vas a poder entregarte a un frenesí de gintonics y juerga continua en TU NOCHE, vamos que estás tan contenta que casi ni duermes, tienes un noséqué, nervios, ay, qué me pongo, ¿vaqueros o vestidito? ¿arreglada o informal? y cuando estás prometiéndotelas tan felices, recibes el mail maldito de la amiga revientaplanes que sale un día sí y otro también: “Chicas, no sabéis cuáaaaaaaanto lo siento pero no puedo quedar hoy, me surgió algo, mejor lo suspendemos y quedamos dentro de 2 semanas….” Ahí es como si te hubieran desinflado, se te cae todo como un castillo de naipes, hasta el rizo del pelo. Si el resto del grupo es como ella estás perdida, el plan se suspende y a tomar por culo la noche de chicas. Pero si tienes suerte y el resto del grupo es como tú, que sale sólo de vez en cuando, que tiene que hacer encaje de bolillo para encajar a los niños, que vuelve del trabajo agotada y tiene que revisar tareas, arrear a niños para que se duchen, hacer la cena y demás y esta noche de juerga no es que fuera la ilusión de su vida, pero sí la ilusión del mes, dices: ATOMARPORCULO, el plan sigue adelante sin la amiga revientaplanes, ella se lo pierde, y salís como si no hubiera un mañana. Afortunadamente este ejemplar no es demasiado común, la manada no acepta más de uno y si aparece otro es rechazado, eso ya sería demasiado.

Espero que os haya gustado esta entrega, que nadie se dé por aludido y cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia, jejeje

jueves, 23 de enero de 2014

Las Amistades Peligrosas I


En mi incansable análisis sobre el ser humano, hay una subespecie que no deja de sorprenderme y que considero objeto de estudio exhaustivo, son: Los Amigos. Quien más y quien menos tiene un buen puñado de ellos que nos aderezan la existencia con los caracteres más variopintos. Así que, llevada por razones que ahora no vienen al caso, vamos a proceder a analizar alguno de estos especímenes:
El amigo sin-casa
Suele ser un individuo, amigo de tu mister, por supuesto, tú nunca te echarías un amigo así, que empezó a pulular por tu casa años ha, y cuyo nombre viene precisamente porque no se le conoce domicilio. Que no digo yo que no la tenga, líbreme Dios, que vivirá en algún sitio, pero que nunca hemos visitado su casa ni nunca la visitaremos. Los encuentros tendrán lugar siempre en nuestra casa. El individuo en cuestión tiene un comportamiento un tanto errático, llama para quedar un día, pero no es seguro que pueda ir (no entiendo entonces para qué ha llamado), pero lo va a intentar (¿?), el día en cuestión no aparece, pero tampoco llama, al final va otro día avisándote una hora antes como mucho, y nunca tiene prisa por irse, de ahí tu sospecha de que no tiene casa. Suele padecer una sed sin límites, casi siempre de bebidas alcohólicas, no recuerdo haberle visto nunca con un vaso de agua en la mano, se sospecha que desarrolló una alergia al agua del grifo en algún momento de su tierna infancia. Para más inri, suele estar soltero o separado por lo tanto no entiende bien lo que son horarios de casa decente con niños, vamos de cuartel militar que es lo que parece mi casa cualquier día laborable. Hay que tener mucho cuidado con él porque se atrincherará en el sofá de tu casa cerveza en mano y no le echas ni a tiros, y si sacas patatas fritas estás perdida. Nunca, bajo ningún concepto debe suministrársele de viandas caseras por ejemplo cocido, croquetas, tortilla de patata ni nada que se le parezca o no te lo quitarás de encima ni con agua caliente. En esta situación lo que mejor funciona es aguantar el tipo estoicamente sin sacar ningún alimento crudo o procesado aunque te rujan las tripas. Si este método no funciona, lo mejor es decir que estás agotada, ponerte el pijama y acostarte, dejando a tu Mister, que es el que lo trajo a casa, que se las entienda con él. Eso sí, antes de irte le echarás una mirada de cómo-mañana-no-esté-todo-recogido-te-vas-a-enterar, que él por supuesto no entenderá.
El amigo gorrón
Es una variante del anterior, pero este sí tiene pareja y por lo tanto casa, con lo cual unas veces vais a su casa y otras es en la vuestra (muchas más en la vuestra). La pareja suele ser de su misma calaña. Más peligrosos aún, pues van en grupo. Suelen aparecer por tu casa sin previa cita, es decir, a cualquier hora del día o de la noche, preferiblemente de la noche y jamás, repito, jamás traen nada más que su cuerpo serrano, Eso sí, comerán y beberán como si no hubiera un mañana hasta altas horas de la madrugada. Lo positivo es que suelen tener cachorros, por lo tanto no vendrán en día laborable, ahora, lo que no tienen es prisa por acostarlos, se han dado casos de parejas de esta especie que se han ido de una casa olvidándose a sus propios hijos que habían quedado dormidos tirados en cualquier alfombra. Siempre se despiden diciendo: “la próxima en nuestra casa” “ya sabéis dónde estamos” “pasaros cuando queráis” y demás sandeces por el estilo. Cuando por fin llega el día en el que te invitan, te dicen sin paños calientes que lleves tú el vino, el postre o cualquier cosa, que son ganas de tocar los cojones, porque todo el mundo sabe que cuando se va a casa ajena invitado, qué menos que llevar un detallito.  Pues más vale que te lleves un tupper, porque lo mismo pasas hambre. Si pensabas que viéndolos comer, en su casa te ibas a poner morado, ERROR, sólo se ponen como el tenazas en casas ajenas, en la suya son frugales, y te pondrán 4 lonchas de chopped-pork con dos curruscos de pan y una ensalada aludiendo que no es sano comer mucho por la noche.
Tengo que decir que yo de estos últimos no tengo ninguno, pero sé de buena tinta que existen porque me lo ha contado la amiga de una amiga.

Los personajes que aparecen en este post no son personas reales. Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia. Si alguien se siente identificado con alguno de los especímenes aquí relatados, que se lo vaya haciendo mirar.

miércoles, 8 de enero de 2014

Reciclar es vivir


Hubo una época en la que en las cocinas había UN cubo de la basura, eso sí, feo como un demonio y con asa, nunca entendí lo del asa, que se solía meter en el mueble debajo del fregadero. Eran esos tiempos del paleolítico en los que toda la basura se tiraba ahí, juntita y se bajaba una sola bolsa, que no sé porqué solía ser de color negro y olía peor que la basura en sí misma. Además, llegaba un momento que no la cerrabas ni por recomendación del espíritu santo a menos que apretaras la basura a tope aún a riesgo de que te reventara en el ascensor.
 Pero los tiempos han cambiado, y desde que vienen tías del futuro a traerte una lejía y decirte que tienes la cocina con más mierda que el palo de un gallinero, pues hay que reciclar y separar residuos y comprar bolsas de colores con olor a lavanda, a limón, y a bergamota, con autocierre, lazos, y puntillas y los contenedores son también de colores y hay cubos de basura con pedal y en colores pastel, brillantes , y es todo superbonito.. Ahora en la cocina no tienes un cubo de la basura, tienes un área de reciclaje que es mucho más ecológico y más cool. Yo tengo un cubo para los residuos orgánicos y otro para envases, los dos ideales de la muerte y cada uno de un color, y luego una bolsa de estas monas para papel y cristal, pensareis que soy rara y sí, lo soy, peo es que me  resulta así más cómodo, porque como el contenedor del cartón suele estar al lado del contenedor del cristal pues lo llevo a la vez y luego tengo que rebuscar en la bolsa a mano que parezco una homeless, a la hora de echarlo, pero bueno, me resulta más práctico. Esto que aparentemente parece bastante sencillo, al pobre Mister le parece complicadísimo, no se entera, y echa un envase de leche en la del cartón, una lata de cerveza en la orgánica, y así, vamos que me paso la vida metiendo la mano en una basura y sacando cosas para echarlas en otra.
Y ya el tema de las pilas, y las bombillas es de traca, dónde metéis eso, por Dios? Yo tengo 3 bombillas fundidas desde hace un año dando vueltas por la cocina porque no sé dónde ponerlas y siempre que voy al super se me olvida llevármelas. Voy a ver si encuentro una cajita mona para guardarlas, porque cada vez que las veo me pongo de los nervios.
De todas formas, llegado este momento, se me plantean algunas dudas que me corroen, sobre qué hacer con los residuos mixtos:
Las toallitas húmedas que no se pueden tirar al wc, dónde las tiras después de limpiarte el culo? Eso es residuo de papel o es orgánico? Yo creo que orgánico porque la mierda que yo sepa no se recicla, no? O depende de lo que hayas comido….
Un pañuelo de papel después de sonarte, dónde va? ¿el papel con mocos es reciclable? Porque si es de alergia todavía, pero como tengas un trancazo de esos buenos, aquello no lo reciclan ni con láser.
Un tarro de mermelada se tira al vidrio, pero qué hacemos con la tapa, va a los envases? Pronto habrá otro cubo más para las tapas de los envases, lo veo venir.

Y por Dios, el aceite de cocinar se metía en una botella de plástico vacía de agua y dónde coño se tiraba, que he tenido pesadillas  con la dichosa botellita. Porque antes bajabas la basura con pereza, vale, pero como despreocupado y ahora la bajas con miedo, repasando mentalmente el contenido de la bolsa por si se te ha colado algo que no procede.